Slow Travel es el nombre de un movimiento que plantea y defiende una forma de viajar sin prisas, que nos permite establecer una conexión más placentera con con los destinos que visitamos y, por extensión, con nosotros mismos. Consiste no solo en «ver» un sitio sino en «sentirlo», estableciendo conexiones con la gente, la cultura, la gastronomía, la música y la vida del lugar, en vez de limitarse a visitar más o menos apresuradamente los puntos de interés.

En este tipo de viajes, prima la calidad sobre la cantidad. Ello implica tomarse tiempo para sumergirse en tu destino, para entender cómo es la vida allí y para entablar relaciones con la gente, aunque sólo sea por unos días. Esto a veces requerirá pasar más tiempo en cada sitio, pero a veces bastará con un cambio de actitud. El Slow Travel consiste en escuchar lo que el lugar te dice, no en buscar lo que esperas encontrar. Viajar de este modo permite vivir experiencias más profundas, que a veces te cambian la vida. Quizá conozcas a alguien que se convierta en un amigo para toda la vida. Tal vez descubras las delicias de una increíble cocina casera. Tal vez aprendas algunas palabras de la jerga local que se conviertan para siempre en parte de su vocabulario. Tal vez experimentes un embrujo… Lo que se puede afirmar en general es que vivirás experiencias que permanecerán en tu memoria mucho tiempo después de que se desvanezca tu bronceado.

El Slow Travel beneficia a todos

  • Beneficia al medio ambiente porque habrá menos aviones en el aire y cruceros en el mar.
  • Beneficia a las comunidades locales porque los Slow Travellers explotan y «colonizan» menos los lugares que visitan. Buscan experiencias culturales reales, compran a verdaderos artesanos y comen en verdaderos restaurantes. Habrá menos demanda de cadenas turísticas, franquicias de comida basura y tiendas de souvenirs importados de dudoso gusto.
  • También puede beneficiar a las personas que conozcas en tu destino. Al relacionarte con los lugareños de forma más personal y mantener conversaciones más profundas, ellos aprenderán sobre tu cultura tanto como tú sobre la suya.
  • Y lo que es más importante, te beneficia a ti. Te hace salir de tu zona de confort, te da una perspectiva más inclusiva y global y te convierte en un viajero y una persona mejor, más informada y más segura de sí misma.

¿Por qué ahora?

Aparte del hecho de que el Slow Travel proporciona experiencias más profundas y significativas que enriquecerán tu vida, hay muchas otras razones por las que deberías adoptarlo y por las que ahora es el momento perfecto. En el mundo post-Covid, es probable que los viajes hayan cambiado para siempre. Es probable que los vuelos sean más caros y el proceso más complicado. Esto significa que será más conveniente hacer menos viajes, pero hacer que esos viajes realmente cuenten. Durante la pandemia de Covid muchas personas se han visto obligadas a trabajar desde sus casas y se ha podido comprobar que la productividad en general no solo no se ha reducido, sino que en algunos casos se ha incrementado. El aumento de la productividad, combinado con el ahorro de costes que supone para las empresas la reducción de su necesidad de espacio de oficina, significa que es probable que la tendencia al trabajo a distancia continúe. Esto abre la posibilidad de que muchas personas se conviertan en nómadas digitales, viajando tranquilamente por el mundo y trabajando desde cualquier lugar con conexión a Internet.

El Slow Travel significa decir sí a las oportunidades

Si vas a viajar a algún destino, plantéate decir «sí» a cualquier oportunidad que te surja. Es muy fácil que en tus interacciones con los lugareños se den situaciones como que te ofrezcan ir a comer a su casa / restaurante secreto favorito, o que te propongan quedar algún día (quizá tengas que intercambiar el número de teléfono para ello) o llevarte a conocer la finca o la bodega de un familiar. En todos los casos, di que sí.

Como resultado, podrás hacer nuevos amigos y adquirirás un conocimiento mucho más profundo de la cultura y las tradiciones de la región. El idioma, la gastronomía, la música, la importancia de la familia, la arquitectura tradicional… Y todo ello simplemente diciendo que sí. No desaproveches los compromisos que te propongan las personas que conozcas durante tu viaje. Así es el Slow Travel, que mantiene viva la llama por la que quisiste emprender este viaje. Es la antítesis de los turistas con palos de selfie frente a la Torre Eiffel o a la Torre Inclinada de Pisa, que pronto olvidarán sus posts en Instagram. El Slow Travel nos enriquece, fortalece y educa.

Así que en tu próximo viaje, dedícate a vivir experiencias espontáneas. No intentes llegar a todos los lugares imprescindibles. Comprométete. Di que sí. Viaja sin prisas.

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