¿Alguna vez has notado, tras finalizar un viaje, que estás más agotado que cuando lo empezaste? Puede decirse que ya nos hemos acostumbrado a un ritmo de vida rápido, y a menudo llevamos con nosotros también en las vacaciones esa mentalidad acelerada. Aquí queremos hacer hincapié en la calidad de nuestros viajes más que en la cantidad y es ahí donde entra la idea del slow travel.
¿Qué es el slow travel?
Los slow travel surgieron del movimiento slow food que comenzó en Italia en la década de 1980 como reacción ante la pretendida apertura de un restaurante de comida rápida en Roma. Si la forma de comer es importante porque forma parte de un ecosistema mayor, el slow travel se deriva de esta idea: el viaje es importante.
El slow travel pone patas arriba algunas de las ideas que tenemos preconcebidas sobre el viaje. No se trata de cubrir la mayor distancia en el menor tiempo posible, sino que se valora mucho más una inmersión profunda en la cultura del lugar de destino. La frase «como seguramente no volveré por aquí, tengo que visitar todos los lugares posibles que me indiquen las guías de viajes» se reemplaza por «siempre podré hacer otro viaje».
A menudo intentamos llenar nuestros itinerarios al máximo con todos los sitios que ofrece un destino, dejando que sean los gustos de otras personas y sus listados los que determinen nuestras experiencias «imprescindibles». Pero el slow travel reconoce que puede haber una forma diferente de sacar el máximo partido a la experiencia de viajar, al hacernos entender que el viaje es una oportunidad única para «bucear en profundidad» (algo que no siempre podemos hacer en nuestro día a día). Viajar despacio puede ser un auténtico respiro en nuestra cultura del ajetreo.
Hay muchas razones para adoptar prácticas de slow travel, desde cuidar la salud física y mental mientras se viaja, hasta contribuir a las economías locales o reducir la huella ambiental. Pero, ¿por dónde empezar? No te preocupes: puedes tomarte todo esto del slow travel con tranquilidad.
Cinco formas lentas de adoptar el slow travel:
1. RESERVA UN ALOJAMIENTO EN UNA ZONA POBLADA Y QUÉDATE VARIOS DÍAS EN EL MISMO LUGAR
¿Quieres conocer el modo de vida de los lugareños? Una forma estupenda para hacerlo es convivir con la gente del lugar alojándote en una zona poblada donde podrás interactuar y compartir historias, comidas y vivencias con los habitantes locales. Y trata de quedarte en un solo lugar, evitando cambiar de ubicación. Al implicarte en la vida local, casi como si ya fueras parte del vecindario, llegarás a sentirte realmente inmerso en su cultura.
2. TOMA UN MEDIO DE TRANSPORTE MÁS LENTO
Hay un par de razones para elegir un vehículo más lento. La primera es que los medios de transporte rápidos son los que más huella dejan, por lo que elegir un medio de transporte más lento reduce drásticamente tu huella ambiental. La segunda razón para moverse un poco más despacio por el territorio es que podrás disfrutar de una inmersión más profunda en el entorno. Si comparas lo que puedes hacer desde un avión, desde el tren o desde la bicicleta verás que cuanto más despacio vayas y más cerca del suelo estés, más interacciones locales podrás experimentar.
3. SIMPLIFICA TU AGENDA
Otra ventaja del slow travel es la forma en que puede ayudarte a eliminar el estrés de tu agenda. En lugar de seguir un horario estricto, prueba a programar una o dos actividades para el día y tómate tu tiempo para llegar a ellas. Déjate seducir por el delicioso aroma que sale de un obrador, camina a lo largo de un río simplemente por el gozo de escuchar el sonido de la naturaleza, detente a observar a un artista callejero mientras pinta el retrato de un desconocido, curiosea los escaparates y las tiendas locales… Te sorprenderá lo que te puede deparar un día con la agenda libre.
4. DISFRUTA DE LA GASTRONOMÍA LOCAL Y DE TEMPORADA
Tanto la idea del slow food como la de slow travel hacen hincapié en el impacto que tus pequeñas decisiones tienen en el ecosistema en un nivel superior. En lo que respecta a los alimentos que consumes, eso significa que cuanto más cerca esté el origen de tu comida, menor será la huella medioambiental y mayor el apoyo a la economía local. Una forma sencilla de incorporar la alimentación local a tus viajes es simplemente acercarte a un mercado tradicional de la zona. Y de paso, te mezclarás con la gente.
5. CUESTIONA TUS MOTIVACIONES
¿Alguna vez has tenido la tentación de visitar un destino sólo para hacer una foto para las redes sociales? Es una pregunta que merece la pena hacerse porque hay personas que sí son más propensas a viajar a algún lugar cuando creen que eso les va a suponer un aumento de sus seguidores en las redes sociales. Aunque no hay nada de malo en hacer fotos para publicarlas en las redes sociales, también merece la pena tomarse un momento para analizar las motivaciones que hay detrás de los planes del día, aunque sólo sea para asegurarse de que estás incluyendo experiencias que también van más allá de lo que pueden transmitir las fotografías. ¿Qué tipo de experiencias le producen más alegría? Hazlas.
¿Cuáles son tus formas favoritas de adoptar la mentalidad slow travel? Disfruta de este modelo de viaje y sumérgete en las vistas, los sonidos, los aromas y la cultura locales.